Luis Eduardo Bastidas
Comunicador en Potencia
Fotografía de Jaime Pérez |
En medio de una espesa niebla Trujillo se yergue
cumpleañera en sus 457 años. Con el orgullo lastimado por la desidia de quienes
administran el progreso de este lar de María Santísima me atrevo a escribir
estas líneas cargadas, en todo caso, de impotencia. Edificios en ruina, viejas
casonas devastadas por el tiempo, calles y avenidas llenas de escombros y
basura, monumentos prometidos desde hace tres y hasta más años que no terminan
de levantarse y una comparsa protocolizando como siempre los actos de rigor. Ese es el escenario.
¡Ah rigor! diría yo.
Ya comienzan a caer las primeras gotas de lluvia,
quizá sea mejor así para que nadie pueda encender las velas de la torta (que hace un buen rato pusieron) o las
mechas de los cohetes. Es mejor así.
Y saltan las interrogantes: Cuánto nos
cuesta esto a los trujillanos. Cuánto tiempo más vamos a esperar por el inicio
y por la culminación de obras de interés general. Cuándo será que en los centros
médico-asistenciales de la ciudad habrá insumos de primera necesidad. Cuándo le
devolverán la potencialidad de Ciudad Capital a Trujillo. Cuándo se encenderá
Trujillo nuevamente como esa Luz de Los Andes.
Ciertamente, sólo Dios y Santa María de La Paz sostienen a este
pueblo.
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