Agárrense que voy sin frenos… El tiempo que
estuve sin escribir me ha dado la oportunidad de reflexionar acerca de muchas
cosas, que no quiero enumerar para que no parezcan jerarquizadas, sin embargo
primero lo primero. TRUJILLANO. Soy trujillano y quiero morir siendo
trujillano y digo esto porque al parecer un grupo de intelectuales ¿=/?
pretende cambiarnos el gentilicio, que según el DRAE es un adjetivo
perteneciente o relativo a las gentes o naciones. En el precitado mataburros no
aparece por ningún lado el término trujillense, mas sí aparece trujillano,na. Natural de Trujillo (…).
Este mismo grupo, o no sé si otro, tiene
también entre sus anhelos cambiar el nombre a la Biblioteca Pública, homónima
de DON MARIO BRICEÑO IRAGORRY, hombre de letras,
político y de profundos conocimientos de esta Tierra de María Santísima, por el
de Antonio Nicolás Briceño, igualmente hombre bien
instruido en la política y en las lides militares, pero que inclinó su balanza
de vida hacia las contingencias bélicas de la época donde logró destacarse de
muy buena manera… Entonces por qué carrizo descontextualizan lo que está bien
contextualizado. ¿Para darle el gusto a un reducido colectivo? ¿Por qué no
pensar en un museo de guerra y darle el nombre y moquete para mayor distinción
del homonimazo?
Las ruinas que están al lado de la
Gobernación del Estado sería un gran sitio, digo, con intensiones futuras de
constituir un Gran Centro Histórico para la ciudad que bastante falta le
hace. TRUJILLO CUMPLEAÑERA. 452 años de desidia, sí, porque desde su
mismo alumbramiento en manos de conquistadores, depredadores, colonizadores,
como quieran llamarlos Trujillo se ha visto relegada a los más últimos y
olvidados lugares en todos los ámbitos. Y hablo con especial dolor de corazón
trujillano; gobiernos de la primera hasta la quinta han paseado -ese es el
término que más le ajusta- por este lar sin dejar sentado un precedente que
valga la pena destacar, o si, el día de ayer en que se conmemoró la Resistencia
Indígena se inauguró una plaza para dignificar la vida de nuestros antepasados
aborígenes. Pregunto: ¿Será que dentro de 452 años o mejor dentro de 517
seremos nosotros los dignificados? ¿Por qué esperar tanto?
Son tantas las cosas que hay que hacer por
Trujillo que no diviso en un amplio horizonte el beneficio de televisar la
elección y coronación de la Reina de la Ciudad, cientos de artistas trujillanos
se quedaron con los crespos hechos al conocer la noticia de la presentación de
Cristóbal Jiménez y Reina Lucero, de quienes hubo críticas respecto a su
comportamiento hacia los lugareños, más aún qué dejó para la ciudad el hecho de
presentar un par de REGUETONEROS, -foráneos por cierto- en el día central del
Aniversario para denigrar de la mujer en el contenido de sus “líricas”,
espectáculo que según… es recreativo y le hacía falta a la gran "familia
trujillana". ¡“POR DIOS”!
Luego dicen que denunciar todo esto es ir
en contra de la revolución, pero valdría la pena preguntarse, entre cientos y
cientos de interrogantes: ¿Cuánto nos cuesta esto a los trujillanos? ¿Cuánto
sacaron del erario? ¿Cuánto tiempo más vamos a esperar por el inicio y por la
culminación de obras de interés general? ¿Cuándo será que en el principal
centro médico-asistencial de la ciudad habrá insumos de primera necesidad en el
caótico servicio de emergencias? ¿Cuándo le devolverán la majestuosidad de
Ciudad Capital a Trujillo? ¿Cuándo se encenderá Trujillo como esa Luz de Los
Andes? ¿En qué organismo se pueden denunciar las irregularidades que suceden en
esta Tierra de María Santísima?
AL QUE LE QUEDE EL FLUX, QUE SE LO PONGA!
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