Cargas. Positivismo,
entusiasmo, esperanzas, anhelos, propósitos y demás periquitos, es como cada
quien debe emprender el nuevo año. En lo particular despido el saliente
sabiendo que las metas trazadas no se han cumplido en su totalidad, pero como
perfecto es Dios me acojo a sus preceptos y a su voluntad. Tratando de resumir un
poco lo vivido en el casi extinto 2009 quiero hacer énfasis en que cada día es
un aprendizaje diferente, las personas con las que creí contar resultaron un
fraude y para sorpresa propia y ajena de quien menos esperaba una mano
extendida la conseguí. Hasta este punto y seguido como que dije mucho. Bueno la
cuestión es que en medio de alegrías, tristezas, triunfos, desencantos… se nos
va otro año de vida, pero enseguida nos “alegramos”, entre comillas porque
apenas comience el 2010 retornamos a los quehaceres cotidianos -a la lucha por
la locha- con la mirada puesta en Cristo y en la Santísima Virgen. Con un
hálito de confianza en que las cosas en este planeta tarde o temprano van a
cambiar.
Descargas. En qué
momento del año, sea cual sea su numeral, hacemos un alto en nuestras metas o
incluso antes de llegar a obtenerlas para ver cómo van los demás. Esto no se
trata del cuento de la Liebre y la Tortuga, porque paradójicamente es como
arrancamos cada año, enrumbados en un correcorre que al cabo del tercer
trimestre nos deja mamaos y viendo como lo planificado con tanto esfuerzo se
dio pero a medias o casi completo, buscando culpables, mirando hacia afuera
cuando deberíamos estar mirando hacia adentro porque es allí donde está la
causa de nuestras alegrías, tristezas, triunfos, desencantos… Recientemente
aprecié la intervención de un líder centroamericano en una asamblea mundial en
la que parodiaba -inteligentemente- la reacción de tres corrientes políticas
ante un caso de infidelidad. La reflexión que debe hacerse es hacia una
revisión interior, de cómo actuamos en nuestro ambiente o mejor dicho en
función de que actuamos, si de nuestros mezquinos intereses o de los intereses
de un colectivo. Y muchos dirán: pero bueno y de qué lado estás tú, pues la
respuesta es dura de soltar, se nos atraganta incluso y dejamos escapar un
tímido y titubeante, pero no menos alardeante “del lado del colectivo por
supuesto” MIÉRRRRRRRR… coles 30 de diciembre, qué mentira tan grande. Si todas
y todos actuáramos en función de los intereses del colectivo, esta vaina
estaría de lo más de pinga. En fin, los deseos de estas fechas concluyentes del
año son los mismos de siempre: prosperidad, paz, armonía, amor, salud, que se
cumplan todas y cada una de nuestras metas. Pero ojo, ¿por separado? Ahora
deben estar pensando: a este si que se le corrió la teja. No, la vaina es
posible, contextualicemos desde nuestros hogares hacia fuera, empecemos en
casa, contagiemos nuestros ambientes de trabajo, los sitios que visitemos…
demostrando con hechos que si podemos ser mejores personas, que sí podemos
cambiar las cosas, que podemos desde nuestras individualidades ser comunes, al
principio dije que había conseguido manos extendidas de quienes menos las
esperaba, pues de eso se trata de ser más afectos al bienestar de todos sin
descuidar el propio pero con la firme convicción de que haciéndolo juntos
podemos lograr mejorar muchas cosas.
UN ABRAZO ¡FELIZ AÑO PARA TODAS Y
TODOS!
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